viernes, 21 de diciembre de 2018

Malibú, el barrio que se construyó en medio de palmeras y aviones


Malibú, el barrio que se construyó en medio de palmeras y aviones


  • Habitantes de Belén Malibú disfrutan del parque de este lugar para conversar y pasear a sus mascotas. FOTORÓBINSON SÁENZ
Habitantes de Belén Malibú disfrutan del parque de este lugar para conversar y pasear a sus mascotas.
 FOTO: RÓBINSON SÁENZ




Tomado de: http://www.elcolombiano.com/antioquia/historia-de-belen-malibu-BF9205322



POR DANIEL QUINTERO MESA | PUBLICADO EL 23 DE AGOSTO DE 2018

Infografía

EN DEFINITIVA
El nombre del barrio Belén Malibú proviene del tipo de palmeras que se encuentran en este lugar. Pese a que el sector se ha vuelto muy comercial aún se pueden ver casas antiguas.



Un grupo de cinco jóvenes conversan y se ríen en una de las esquinas del
parque de Belén Malibú. Las amplias calles de este barrio permanecen vacías
 y pareciera que las antiguas casas que hacen parte de este lugar prestaran
atención a cada una de las palabras que salen de estos muchachos.
En los jardines se elevan altos árboles y palmeras del tipo Malibú, que son las
 que le dan el nombre a este barrio de la ciudad, de casas grandes y muy
antiguas, pintadas de color marrón y tonos pastel, que contrastan con sus
tejas color ladrillo.

El paso constante de los aviones retumba en los cielos 
azules de este punto de la ciudad, Malibú es un 
corredor del aeropuerto Olaya Herrera, la vibración 
de estos aparatos sacude las copas de los árboles 
y hace que estos se balanceen de un lado a otro.
A la par de ese vaivén llegaron los primeros pobladores, entre las décadas
de 1950 y 1970, situación que aprovecharon ingeniosos constructores de
la época, quienes ofertaban las primeras casas de una manera muy singular:
 “Señores, les decían, en esta zona de la ciudad hay tres barrios donde usted
 puede vivir, escojan entre Laureles, que es para ricos, y Belén Rosales y
 Malibú para los intelectuales”.
Muchos, como era de esperar elegían la segunda y tercera opción y más
 aún porque eran hombres y mujeres que trabajaban en la Universidad
 Pontificia Bolivariana, además venían en búsqueda de zonas tranquilas
 que aún conservaran la ruralidad.
Inés Jaramillo, una de las habitantes con más tiempo en este sector recuerda
 con nostalgia aquellos días en los que no había edificios, “las casas no
 eran muy lujosas, eran grandes y habitadas por un gran número de personas,
además la gente siempre ha sido muy amable y con la construcción de la
iglesia de Jesús de la Buena Esperanza nuevos vecinos y pobladores llegaron
a este sector”.
Floreció en inundaciones
Durante los años 50, el lugar se inundaba constantemente por el desbordamiento
 de la quebrada La Picacha, a pesar de esto el barrio ubicado en el sector de
 Otrabanda, como era conocido el occidente de la ciudad, fue creciendo y
 teniendo otros referentes como lo fueron el barrio Rosales y Laureles.
Johny Quintero contó que el desarrollo surgió en medio de los barrios Belén
 Rosales y San Joaquín, el primero recibe ese nombre por los cultivos de flores
 que había a mediados del siglo XX en ese lugar y el segundo por los árboles
 San Joaquín que crecían en esta parte de la ciudad.
La construcción de la calle 30, la carrera 70 y la avenida Bolivariana, entre los
años 1960 y 1970, le dieron forma al sector. Lentamente fueron apareciendo
los negocios comerciales y los habitantes encontraron nuevas maneras de
ganarse la vida.
Las personas del Malibú parecen haber envejecido a la par del sector, casi
 no se ven niños jugando en las aceras y en las calles. Sin embargo, los jóvenes
 que aún comparten en el parque dicen lo contrario, “como puede darse cuenta
aún hay muchachos en las calles de Malibú, somos una generación que ha
heredado de nuestros padres y abuelos las antiguas casonas que fueron
construidas hace más de 40 años”.
Al tiempo, uno de los vigilantes del barrio hace ronda por el lugar. Su nombre
es Rodolfo Chaverra y dijo que “la comunidad es muy unida y respetuosa, nos
tienen mucha confianza, porque algunas familias viajan frecuentemente y nos
dejan las llaves para que nosotros le demos vuelta la casa y entremos a regar
los jardines”.
Los jóvenes finalmente se fueron, uno dijo que debía ir a trabajar, el otro a
visitar a un pariente que estaba enfermo y aquel que se lamentaba por la
discusión con su novia, dijo que nuevamente la buscaría y así uno a uno
se marchó surcando los rincones y cuadras de este barrio que se resiste ante
 el olvido y que lucha como muchos otros de Medellín contra los problemas
 de seguridad, ruido y movilidad.

CONTEXTO DE LA NOTICIA

Diego Orozco, presidente de la Junta Acción Comunal de Belén Rosales aseguró que el barrio
al igual que otros de Medellín enfrenta problemas de seguridad. “Son muchas las dificultades
que tenemos, una de ellas son los robos. Se ha vuelto común que en algunas partes los ladrones
 asaltan a mujeres y a los ancianos. Requerimos mayor presencia de las autoridades, el hecho
 de que el cuadrante sea demasiado grande porque va desde el parque de Belén hasta el cerro
Nutibara dificulta la labor de la Policía, además no contamos con una sede para las reuniones
de la acción comunal. En el momento realizamos todas nuestras labores desde el telecentro
de Belén”.







Daniel Quintero Mesa

Periodista en formación de la Universidad Luis amigó. Me gusta leer, escuchar y redescubrir lugares que el tiempo y las personas han olvidado.

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